viernes, mayo 08, 2009

Barrick Gold : compañía canadiense en San Juan, Argentina

La Barrick Gold, compañía minera con sede central en Ontario, Canadá, está instalada en San Juan en un establecimiento de extracción de oro que se realizará en condiciones catastróficas para el medio ambiente y llevándose todas las ganancias al extranjero que, aunque no me crean, no es a Canadá porque esta compañía tiene oficinas en ciertas islas del océano Atlántico para no tener que pagar impuestos a las ganancias.
Sé que hay mucha gente tratando de encontrar una solución a todo esto, allí mismo en San Juan y también hay una red nacional de denuncia y organización de acciones contra el conjunto de las compañías mineras que están vaciando el país.
Sepan que aquí, en Canadá, también nos movilizamos y que las acciones contra la agresión de esas compañías a los habitantes y al territorio de los países en vías de desarrollo, comienzan a dar frutos.
El 14 de noviembre de 2006 pasado tuvo lugar en Montreal, la última de las cuatro mesas redondas que se realizaron en cuatro ciudades canadienses, organizadas por el gobierno nacional para discutir de una legislación de control sobre el funcionamiento de las compañías mineras canadienses en el extranjero.
El gobierno decidió llevar adelante esta consulta porque 84 % de los canadienses consideran que las empresas canadienses deben firmar un contrato de respeto de los derechos universales de las personas y del medio ambiente a nivel planetario aún si los otros países no lo hacen. Además, los canadienses, en su gran mayoría, consideran que los desastres que muchas de esas compañías provocan en el extranjero comprometen seriamente la imagen de este país en el mundo.
Mucho se le debe a un importante grupo de organizaciones sin fines de lucro que trabajan solidariamente con los pueblos afectados directamente por estas empresas. La opinión pública es realmente hostil a la idea de que una empresa que respeta obligadamente el medio ambiente y los derechos de los habitantes aquí en Canadá se lave las manos por una cuestión de economía en otros países.
De esas reuniones, cuyo objetivo es redactar una carta de normas que deben ser respetadas por estas compañías cuando se instalan en otro país, participaron representantes de las compañías, del gobierno y de un conjunto de organizaciones civiles respetuosas del medio ambiente y de los derechos de los pueblos de los países del sur.
En el documento de trabajo que fue presentado a toda la población se establecen los siguientes puntos:
- Exigir que las empresas canadienses respeten todas las normas claramente definidas de responsabilidad social, de los derechos universales de las personas y del medio ambiente como condición para recibir cualquier tipo de ayuda del gobierno canadiense.
- Elaborar una ley que permita responsabilizar penalmente en Canadá a esas empresas y sus directores cuando estos sean reconocidos cómplices de violaciones de los derechos humanos y destrucción del medio ambiente en el extranjero.
- Preparar mecanismos canadienses de control, de verificación y conformidad a través de las delegaciones diplomáticas para asegurarse que las empresas canadienses respetan los derechos humanos y el medio ambiente.
- Promover la inclusión de normas de derechos de las personas en las políticas crediticias del Banco mundial et subordinar el crédito del sector privado al respeto de los derechos universales.
Dentro de poco el resultado de estas cuatro mesas redondas debería transformarse en proyecto de ley para ser debatido y eventualmente aprobado por el poder legislativo.
El único y grave problema que veo en estos puntos que les presenté es que establecen que para que una compañía o sus directores sean llevados a juicio en Canadá deben primero ser juzgados y reconocidos culpables o cómplices de delitos contra las personas o el medio ambiente en los países donde están instalados.
Si consideramos la complicidad con la que los poderes políticos argentinos aceptan la instalación casi sin control estatal de estas mineras, será difícil que un día alguien les haga juicio y mucho más difícil será que se los declare culpables de algo.
Lo que se está haciendo aquí, en Canadá, está bien, es un comienzo pero si las autoridades políticas de los países como la Argentina no se ponen los pantalones para exigir respeto, las leyes canadienses serán, para los que habitamos Canadá, solo una forma de tener la conciencia tranquila y dormir sin remordimientos pensando que nosotros hicimos lo que pudimos pero los otros son tan corruptos y abandonados que nuestras leyes canadienses quedan en letra muerta.
Estoy convencido que el combate hoy es por salvar el planeta sin fronteras, banderas o himnos que nos separen y en esto… el exilio no me molesta en absoluto, al contrario.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario